Adolfo Livaque Díaz, desde Jaén. Es muy difícil comprender la realidad de nuestro Perú si no entras en
contacto con ella directamente. En Gotas de Agua Viva, aprendí a luchar y a convivir con la pobreza, la
necesidad, el atraso y el olvido, gracias a ella por enseñarme a ver mi realidad y caminar con seguridad y
firmeza llevando una gota de amor y esperanza de cambio y dignidad a miles de personas que viven en
situaciones de pobreza y vulnerabilidad. Gracias a esta fundación aprendí a amar, a reír y también llorar junto
a mis semejantes. Gracias Dios por darme fortaleza, inteligencia y sabiduría para continuar haciendo tu obra.
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